"Y aunque no me da miedo pasar ni a regresar
sé que no quiero volver a cruzar
la línea está ahí, la puedo sentir
pero el sol da en la cara y se está bien así"
sé que no quiero volver a cruzar
la línea está ahí, la puedo sentir
pero el sol da en la cara y se está bien así"
Ya, si al fin y al cabo no siento que existan culpas: no hay culpas. Es un proceso completamente normal, una transición natural de todo y habrá que tomarlo de la misma forma, natural.
Mi conflicto es que me acostumbré a estándares intransables, un listado de cosas que son mínimas para mi tranquilidad, que es lo más valioso que tengo. La balanza intentó empujar un lado, mi tranquilidad pataleó y no fui capaz de entenderme, no fui capaz de darme cuenta de algo sumamente sencillo, estoy cómodo conmigo mismo, con mis reglas, con mis pensamientos, con lo que hago y no hago, con mis amigos, con mi vida. Tiene pifias, tiene errores, pero es perfecta porque tiene cosas que valoro mucho, flechas, tallas silenciosas, llamados equivocados, conversaciones esporádicas y tranquilidad.
La espalda duele menos; mi cabeza ya no, entendí que no tengo nada de qué frustrarme y no es raro tener pico idea de cómo reaccionar en tu vida, desde afuera se debe ver mejor la película entera. Me gustaría, eso sí, poder tener la cabeza así de fría más adelante o tener la oportunidad de traspasar un poco de como me siento ahora al yo del futuro próximo, porque lo tengo claro, altibajos todos tenemos.
Patear un par de piedras, jugar a algo como en los viejos tiempos, buscar un trabajo, terminar de sacar mi licencia de conducir y terminar de masterear C#. La lista tiene un montón de polvo, pero también tiene montones de cosas procrastinadas en estos últimos 4 años. La omisión, como siempre, es mi carta más usada.
Mi conflicto es que me acostumbré a estándares intransables, un listado de cosas que son mínimas para mi tranquilidad, que es lo más valioso que tengo. La balanza intentó empujar un lado, mi tranquilidad pataleó y no fui capaz de entenderme, no fui capaz de darme cuenta de algo sumamente sencillo, estoy cómodo conmigo mismo, con mis reglas, con mis pensamientos, con lo que hago y no hago, con mis amigos, con mi vida. Tiene pifias, tiene errores, pero es perfecta porque tiene cosas que valoro mucho, flechas, tallas silenciosas, llamados equivocados, conversaciones esporádicas y tranquilidad.
La espalda duele menos; mi cabeza ya no, entendí que no tengo nada de qué frustrarme y no es raro tener pico idea de cómo reaccionar en tu vida, desde afuera se debe ver mejor la película entera. Me gustaría, eso sí, poder tener la cabeza así de fría más adelante o tener la oportunidad de traspasar un poco de como me siento ahora al yo del futuro próximo, porque lo tengo claro, altibajos todos tenemos.
Patear un par de piedras, jugar a algo como en los viejos tiempos, buscar un trabajo, terminar de sacar mi licencia de conducir y terminar de masterear C#. La lista tiene un montón de polvo, pero también tiene montones de cosas procrastinadas en estos últimos 4 años. La omisión, como siempre, es mi carta más usada.
Al menos queda invierno, aunque dudo que lo que queda me alcance.
