martes, 30 de octubre de 2012

Fanboy

Mis gustos no son extraños, no son extravagantes, tampoco normales, no son de nivel, ni me siento especial cuando a muchos no les gusta lo que yo pongo en un pedestal, tampoco siento nada cuando algo que a mi me gusta le gusta a todo el mundo ni cuando alguien critica o encuentra malo lo que yo disfruto (y mucho menos cuando la masa lo hace).

Tengo poco tiempo y no suelo leer o ver tantas series de animé o manga como lo hacía en mis tiempo de colegio, tal vez eso me hace un poco más crítico y no gasto mi tiempo en cualquier cosa que me caiga sin un motivo. Pero de vez en cuando me topo con obras que me mueven el piso, que me emocionan, que me dejan en otra y esas emociones quedan archivadas junto con su recuerdo. Y me entiendo que por más nostalgia que me dé acabar con una serie, película, manga, videojuego o lo que sea, tengo que dejar que el tiempo me encuentre otra obra nueva maestra, otra idea que salga de lo cotidiano, me vuele la mente y reviente mi cabeza en mil pedazos. Porque siempre existirá un weón que lo logre.


miércoles, 3 de octubre de 2012

Macross

Es mi serie favorita. Lo ha sido desde que tenía 4 años y sentado en un columpio, llegué a la conclusión de que no podría compartir opiniones con ninguno de mis compañeros de kinder sobre el final romántico de la huevá, porque estaba claro que a ninguno de ellos le importaba la trama de nada y solo se dedicaban a ver robots tirando rayos.
Pero me sentí feliz de que, a diferencia de otras series transmitidas por TV abierta, esta si tuvo un final y que pude disfrutar al menos unas cuatro veces a lo largo de mi infancia.